La negatividad o cómo aprender a ser felices
"Desde que estoy aquí esa negatividad se ha vivido reiteradas veces, es algo con lo que tenemos que convivir, me sorprende pero a mí no me afecta para nada", decía Marcelino en la previa del trascendental Valencia - Alavés. Y razón no le falta al hombre. Estoy de acuerdo en que ese sentimiento de que todo es un desastre preside demasiadas veces el ánimo de algunos sectores del valencianismo y eso, le hace daño.
¿Realmente todo es tan desastroso para que la negatividad inunde a veces los foros valencianistas? Me pregunto. ¿Realmente la temporada es tan gris, mediocre como para no poder disfrutar del proceso, sacar lo positivo o ver si hay aspectos que se pueden disfrutar?
Podría escribir mi opinión aquí sobre si la temporada es buena, mala o regular. De hecho, lo voy a hacer. Así que, vaya por delante que la considero buena y que puede ser muy buena si se logran los dos objetivos que quedan por alcanzar.
Sin embargo, prefiero realmente exponer algunas cuestiones para que cada uno reflexione al respecto:
1) No ha acabado la temporada. Cuando finalice se podrá hacer el análisis objetivo.
2) ¿Cuántas campañas alcanza el Valencia CF una final de Copa del Rey?
3) ¿Cuántas semifinales europeas lleva en su historia?
4) El objetivo final es la meta, pero ¿no se puede disfrutar también del proceso, del trayecto?
Vuelvo con Marcelino: "es algo con lo que tenemos que convivir, me sorprende pero a mí no me afecta para nada", dice él, a lo que yo le matizo: A mi no me sorprende, va en nuestro ADN pero sí que nos afecta. Aprendamos a ser felices.
Violencia en el fútbol
No quisiera acabar sin una reflexión respecto a las medidas que el club ha tomado y va a tomar con la Grada Joven de animación. Cualquier argumento es comprensible y respetable por todas las partes, pero cuando uno traspasa la línea de la violencia, la coacción y demás pierde inmediatamente la razón. Mestalla debe ser un sitio seguro para todos. Al fútbol vamos a disfrutar y sufrir por nuestro equipo. Lo otro, está fuera de lugar en cualquier ámbito de la vida. Da miedo pensar que puedes mandar a tu hijo a un estadio y que sufra amenazas, coacciones y, en algún caso, agresiones. Ahora bien, también da pena ir a un campo que esté en silencio. Amenazas no, animación sí. Lo digo yo, pero también el respetable de Mestalla, que ante el Alavés, emitió ese mismo veredicto. Feliz semana.
David Torres
Delegado de ElDesmarque en Valencia