Mandragora, un excelente RPG oscuro adaptado a los tiempos modernos

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Una historia atractiva con una estética brillante
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El combate y sus opciones de personalización son un punto fuerte
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Si existe una estética en los videojuegos que siempre me atrae inmediatamente, esa es la de los juegos de rol de fantasía medieval oscura. Juegos del estilo de Diablo o Dark Souls, que te brindan muchas opciones de personalización y de equipamiento, con decenas de tipos de monstruos que eliminar y muchos objetos que encontrar.
Mandragora: Whispers of the Witch Tree acerca esta atmósfera al metroidvania en 2.5D, tomando muy buenas decisiones en su diseño que no sólo pueden contentar a los seguidores de este género, sino atraer a nuevos.
Creado por el estudio indie Primal Game Studio, se trata de una propuesta de gran calidad que se percibe de primeras gracias a un apartado artístico artesanal muy vistoso. Con un estilo de animación que recuerda ligeramente a juegos como Ori o el más reciente No Rest for the Wicked, consigue entrar muy fácilmente por los ojos. Es un placer recorrer sus escenarios, así como descubrir a sus personajes gracias a los maravillosos retratos que se muestran en los diálogos.

El viaje del inquisidor
A nivel de trama, se puede percibir un buen hacer en su narrativa, en la construcción de estos personajes concretos y en sus trasfondos, pero por desgracia se diluye un poco por la baja interacción real que tienen con nuestro protagonista y su progresión, que se va apagando a medida que nos acercamos al final de la aventura. Es el problema de siempre con los protagonistas personalizables, aunque en este caso quizás podría haberse construido una mayor conexión entre nuestro avatar y sus compañeros.
Encarnamos el papel de un inquisidor que trabaja para el Rey Sacerdote, en un mundo asolado por un mal conocido como la Entropía que amenaza con devorarlo. Nada más comenzar, ciertos eventos provocan que nos asignen la tarea de encontrar y dar caza a una bruja, y así comienza el periplo que nos lleva a atravesar las peligrosas tierras más allá de la Ciudad Carmesí.
Por el camino iremos encontrando a personajes que se sumarán a nuestra causa, conformando un campamento cada vez más concurrido en el que podremos forjar nuevo equipo, crear pociones, runas o anillos. Personalmente creo que este variopinto grupo de compañeros son un gran ejemplo de lo mejor y peor del juego. Por un lado, la buena construcción de sus trasfondos los convierte en personajes muy interesantes, por lo que siempre apetece volver para hablar con ellos y saber algo más de su pasado.
El problema es que pronto se quedarán sin mucho que decir y, aunque con el tiempo nos aportarán sus propias misiones personales, estas se acaban quedando en anécdotas sin mucho recorrido. Esta es mi principal crítica de Mandragora, que podría haber dado para mucho más. Habían conseguido que me enganchara a estos personajes, cosa que llevaba tiempo sin pasarme en un título de estas características, y justo entonces dejan de ofrecerme más contenido.
Pasa algo similar con el desarrollo de la trama. A nivel de duración no nos podemos quejar; para verlo todo me ha llevado unas más que aceptables 30 horas. El hecho de que me haya dejado con ganas de más siempre es positivo. El problema tiene más que ver con lo abrupto de un final que parece incompleto, que le falta algo.
Luces y sombras
Es una sensación que me llega a nivel de narrativa, pero también en cuestión de mecánicas. Mandragora cuenta con un sólido sistema de creación de equipamiento que considero un gran acierto, pero al que le ha faltado un poco de pulido. Al otorgar diagramas a los compañeros del campamento o al crear nuevo equipo estos irán subiendo de nivel, lo que permitirá que se puedan fabricar objetos mejores.

Para encontrar estos diagramas tendremos que explorar el mundo, abrir sus cofres y reunir los ingredientes y el dinero necesario para elaborar las piezas que desbloquean. Para mí, se trata de un gran sistema que recompensa la exploración y el esfuerzo de conseguir materiales, pero se vuelve algo tedioso por el descompensado ritmo en el que nuestros vendedores suben de nivel.
Esto provoca que subir a los niveles más altos se convierta en una tarea insatisfactoria y poco provechosa, impidiendo que accedamos al equipo más valioso cuando ya no encontramos nuevos diagramas. Nos veremos forzados a farmear materiales y fabricar piezas no deseadas para ir subiendo. Es bastante innecesario plantearlo de esta manera, ya que los enemigos también pueden soltar equipamiento y, en muchas ocasiones, este puede llegar a ser mejor que el que nos ofrecen las tiendas. Es una descompensación en el equilibrio que, sin ser demasiado grave, evita que el sistema sea redondo.
Respecto a los combates, los he sentido fluidos y muy divertidos. Según la clase que elijamos al comienzo, enfocaremos los enfrentamientos en el uso de hechizos a distancia o en la brutalidad de las armas cuerpo a cuerpo. Mandragora ofrece muchas opciones a nivel mágico, con hasta cuatro clases orientadas a usar varios conjuros de distinto tipo. En mi caso he optado por la fuerza directa y el uso de mandobles; como opción secundaria, la espada larga y el escudo.

También podremos utilizar dos dagas, mazas y martillos a dos manos. La sensación al llevar cualquiera de estas armas es muy placentera, y se nota que han querido pulir al máximo este detalle a cambio de sacrificar una mayor variedad. Algunos puede que incluso echen en falta una mayor cantidad de habilidades disponibles en el combate directo, mientras que tenemos muchísimos hechizos que utilizar.
Esto provoca un desequilibrio aparentemente intencionado que nos orienta a las builds mixtas; a subir atributos de daño directos y otros mágicos, ya que muchas de las mejores armas que encontraremos escalarán a la vez en fuerza, destreza y en magia. No es algo malo de por sí, ya que tendremos opciones si queremos ir a pura fuerza o destreza. Incluso existen runas que nos permitirán modificar el escalado.
A nivel general, considero que el combate es muy satisfactorio, pero de igual manera que ocurre con la narrativa, me deja con ganas de más. Aun así, la progresión es muy orgánica, con un sistema de desbloqueo de habilidades pasivas para cada una de las clases que podemos recorrer libremente en esta búsqueda mixta, creando pícaros mágicos, espadachines que vayan a destreza o hechiceros que utilicen mandobles.
Un mundo que merece la pena explorar
Antes mencioné también la exploración, y es otro de sus puntos fuertes. Al ser un metroidvania, iremos ganando ciertas habilidades que nos permitirán volver a lugares ya visitados para descubrir nuevos objetos y hasta misiones opcionales. Tendremos algunas secciones de plataformas muy bien resueltas o incluso pasadizos secretos. La navegación además no es nada tediosa, ya que dispondremos de un viaje rápido muy cómodo que se puede utilizar en cualquier momento y las zonas no son especialmente largas por lo general.

Mi mayor queja tiene que ver con las trampas y el daño por caída, y es que, aunque considero que es un juego con una dificultad muy asequible, la mayoría de las veces que he visto la pantalla de fin de partida ha sido por culpa de alguno de estos elementos. Tanto las trampas como una caída estúpida te matan de inmediato y, aunque esto añade cierta chispa de desafío en los escenarios, a veces se siente un poco injustificado. Se arreglaría con algo tan sencillo como permitirnos modificar el daño que provocan, al igual que podemos hacer con los enemigos.
Conclusiones de Mandragora: Whispers of the Witch Tree
En definitiva, me lo he pasado muy bien con Mandragora y estoy deseando que lleguen nuevos contenidos. La experiencia en general ha sido muy gratificante, pero se nota que al estudio le falta cierta experiencia, ya que en todos sus aspectos existe algún “pero”. Me gustan las sensaciones generales, aunque todos los pequeños detalles mencionados evitan que haya llegado a la excelencia que por tan poco no consigue. Y aun así recomiendo encarecidamente su compra, porque todo lo bueno que ofrece compensa las cuestiones que me han dejado un regusto ligeramente agridulce.
Plataforma analizada: PlayStation 5
Lo mejor
- Una historia atractiva que mejora gracias a unos personajes bien planteados.
- Una estética cuidada y preciosista que derrocha personalidad propia.
- Buen combate con muchas opciones de personalización, buena cantidad de enemigos y jefes.
- Una exploración equilibrada que te invita a encontrar todos sus secretos.
Lo peor
- Falta cierto pulido en su sistema de fabricación.
- La historia flojea en sus momentos finales, dando la sensación de que las tramas quedan inconclusas.
- El diseño de las trampas puede provocar ciertos momentos de frustración.
85/100