Con la cabeza alta se puede perder

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El Real Madrid dio la cara pero no pudo con el Barcelona
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Mbappé le dio la vuelta al partido desde el banquillo
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Uno por uno del Real Madrid ante el FC Barcelona en la final de la Copa del Rey
El FC Barcelona se proclamó campeón de la Copa del Rey 24/25 al vencer al Real Madrid en una final en La Cartuja que tuvo de todo. Desde el espectáculo inicial a una primera parte de dominio culé y dureza madridista, a Kylian Mbappé y Carlo Ancelotti cambiando el encuentro desde el banquillo, un error de Courtois que no perdonó Ferran y un golazo de Jules Koundé para llevar el delirio al barcelonismo y la desesperación a sus rivales.
Antes del inicio, el barcelonismo fue el que más se hizo notar poblando las gradas desde una hora más temprana mientras cantaba su himno y silbaba el del rival. El espectáculo de luces y los temazos que puso el DJ de La Cartuja, como el Sarà perché ti amo o el Feed from Desire provocaron la unión de las dos aficiones por primera y prácticamente última vez en todo el encuentro.
Ambiente de gala en La Cartuja
La Copa del Rey llegó volando al terreno de juego de La Cartuja y el juego de luces láser para presentar los onces, en los que no estaba Kylian Mbappé, forzando para estar en la lista pero no para los 90 minutos. Sí estuvo, entre otros VIPs de calado como Carlos Alcaraz o Los del Río, el Rey Felipe VI que ha podido disfrutar del Clásico apenas horas después de darle el último adiós al Papa Francisco I y de darle la paz a Donald Trump. Día completito.
El que también se presentó, a pesar de que su padre hacía cola desde el viernes en el Sánchez Pizjuán, fue Lamine Yamal, con un tinte de pelo rubio para la ocasión. Cosas de la edad.
Carlo Ancelotti forzó a Ferland Mendy para evitar su peligro pero el francés no aguantó y tuvo que abandonar el partido al poco de empezar. Lamine Yamal no desaprovechó la ocasión con la entrada de Fran García para romper una y otra vez al de Bolaños de Calatrava y complicar, de paso, su continuidad en el Real Madrid, aunque se repuso con el paso de los minutos.
La primera polémica, la mano de Fede Valverde al intentar cortar un pase abajo de Raphinha a Ferran Torres. Los árbitros han recalcado una y otra vez que no es ilegal tocar la pelota con la mano de apoyo al ir al suelo pero, en un partido así, ¿quién no va a pedirla?
Tanto atrajo las miradas Lamine Yamal que, en una jugada por banda derecha, no necesito ni driblar a Fran García. El campeón de la pasada Eurocopa esperó hasta que Pedri llegó a la frontal y al canario le dio la pelota para que este la colocase en la escuadra de Thibaut Courtois para un 1-0 que no extrañó a nadie que viera la primera media hora de encuentro.
El marcaje al hombre del Real Madrid, con Tchouaméni sobre Dani Olmo, Fede Valverde sobre Pedri y Jude Bellingham sobre Frenkie de Jong no funcionó en esta ocasión. A pesar de ello, los blancos intentaron reaccionar pero de nuevo cayeron en los fuera de juego culés con un gol anulado a Bellingham y un penalti sobre Vinicius que no fue al partir de posición ilegal.
Quería obviar hablar de todos los jaleos en la previa con los árbitros pero el partido se presentaba caliente. Los jugadores madridistas se emplearon con dureza y Dani Ceballos se las tuvo tiesas con Lamine Yamal, soltándole un golpe en la banda. Nada de esto perturbó a De Burgos Bengoetxea.

Algo no funcionaba y Carletto se vio obligado a hacer cambios. El señalado casi siempre para quitar a alguien del ataque suele ser Rodrygo pero es que, en esta ocasión, se lo ganó con creces. El brasileño realizó un pésimo partido y Ancelotti sacó en su lugar a Kylian Mbappé, que enseguida cambió el partido.
No se entiende la final de la Copa del Rey 2025 sin la entrada al campo del francés, que levantó a un equipo y a una afición que se habían apagado. Nada más salir al campo ya generó las dos ocasiones más claras con un caracoleo en el área y un mano a mano que sacó Szczesny y una asistencia a Vinicius que volvió a cortar el polaco.
Mbappé, poco a poco, comenzaba a apagar las últimas críticas que se había llevado al entender algunos madridistas que se había borrado por lesionarse ante el Arsenal... Aunque, sin duda, el que más palos se ha llevado este año es Carlo Ancelotti pero el italiano no quería marcharse de vacío de Chamartín.
La entrada de Luka Modric y Arda Güler terminó de decantar el duelo, sacando a Lucas Vázquez para poner a Fede de lateral y a un Ceballos que lo intentó. El Real Madrid comenzó a ganar protagonismo ante un Barcelona que se vio desbordado por la velocidad de Mbappé y Vinicius.
Una carrera del francés acabó en una falta en la frontal del área que se pidió el mismo jugador de Bondy. Un nuevo reto para esa cuenta de Twitter que cuenta los días que lleva el '7' madridista sin marcar de falta directa. Una cuenta que, desde este sábado, podría estar ya cerrada después del golazo de Kylian tras golpear en el palo.

La celebración ya fue intensa pero más aún lo fue la del 1-2, que no tardaría mucho en llegar. Carlo Ancelotti había contado poco con Arda Güler hasta ahora y sorprendió su temprana entrada al campo, pero el turco le regaló al italiano por su confianza una asistencia medida en un córner para que Tchouaméni hiciera estallar al madridismo.
El Barcelona no podía reaccionar pero, cuando los más veteranos veían cómo se les agarrotaban las piernas, apareció el niño. Lamine Yamal se inventó una asistencia de genio a la espalda de la defensa que Ferran Torres transformó en gol tras rebasar a Courtois en una mala salida del belga (alguna vez tiene que fallar), despertando a una afición culé que, esta vez sí, rugió.
El 2-2 supuso un nuevo cambio de tónica en la final de Copa del Rey y el Barça apretó hasta el final. Sólo faltaba un actor por intervenir en esta final, el VAR, y la tecnología tuvo su momento de gloria en el tiempo de descuento después de un derribo de Raúl Asencio a Raphinha.
Una acción que, seamos sinceros, en el campo pareció clara, pero el sistema de videoarbitraje dijo otra cosa. De Burgos Bengoetxea vio en la repetición cómo el brasileño se había tirado y, tras unos momentos de tensión en La Cartuja, el colegiado señaló la amarilla para el atacante culé y, poco después, el final del tiempo reglamentario y una prórroga no apta para personas con problemas cardíacos.
Lo cierto es que, lo que se dice ocasiones claras, no hubo. Eso sí, la tensión se cortaba como un cuchillo en un tiempo en el que son habituales los errores individuales fruto del cansancio, como la mala salida de balón en la que Brahim no pudo llegar a la pelota y Jules Koundé, el hombre con más minutos del mundo, robó la pelota para sacarse un trallazo abajo que batió a Courtois.
Con la imagen de la desesperación en el banquillo se despidió el Real Madrid de la Copa del Rey con poco que achacarles a los jugadores madridistas más allá de una primera parte para el olvido. Ni siquiera el hecho de que Courtois (que sacó más de una) falló en el segundo y Brahim en el tercero. La 24/25 merengue apunta a cambio de época pero no se puede tirar todo por la borda.
La fiesta, tras el aplaudible pasillo a los jugadores del Real Madrid, estaba en el lado del Barcelona, justo ganador.

El gran perdedor es florentino, primero porque su equipo a perdido, segundo porque el Madrid le ha competido al barsa sin necesidad de ayuda arbitral y tercero porque los árbitros no sólo no le perjudicaron sino que incluso le pudieron beneficiar, aunque no creo que éste señor rectifique sino todo lo contrario, intentará apretar más para salirse con la suya, que le favorezcan.